Val de San Vicente es la combinación de playas y bosques, de mar y de ríos.
Es el área más occidental de la costa cántabra. Donde termina la provincia asturiana, siendo la localidad de Unquera –cuyas famosas corbatas de hojaldre se han convertido en el producto gastronómico por excelencia de la zona– la que abre paso ejerciendo como eje de comunicación. La desembocadura del río Deva, a través de la ría de Tina Mayor, constituye la línea divisoria entre ambas regiones. Tanto ésta como la ría de Tina Menor, que forma el Nansa en su salida al mar Cantábrico, son dos de los privilegiados enclaves naturales que conforman la diversidad ecológica de este término de gran belleza paisajística, como se refleja en su escarpado litoral y en sus numerosas calas y playas.
Cuenta con más de una docena de playas, en su mayoría semidesiertas. Especialmente reseñable es «Las Arenas», en Pechón, formada por piedras, lo cual no es usual en Cantabria.
Pechón es una aldea de Val de San Vicente que se ubica en el saliente de tierra formado por la desembocadura de los ríos Deva y Nansa, entre las rías de Tina Mayor y Tina Menor. Es un espacio costero de alto valor natural (ecológico y geológico) además de paisajístico, que cuenta con uno de los encinares mejor conservados de Cantabria y una bellísima playa.
La playa de Berellín también merece una mención especial, ya que es una de las más bonitas del Cantábrico, no dudes en visitarla en marea baja, para disfrutar de todo su arenal, y en marea alta, para ver sus aguas turquesa desde el mirador.
Y para terminar el recorrido por esta zona es necesario experimentar una de las actividades que nos conectarán más con este paisaje y es el descenso por el Río Deva, donde hay varias empresas de turismo activo que te facilitan la canoa y unas indicaciones previas para que disfrutes de sus aguas y sus paisajes.